20.03.2012 08:20

Fertilizacion

 

Las plantas cultivadas responden a la deficiencia o exceso de elementos nutrientes. La cosecha de tabaco responde a la fertilización adecuada en el tiempo que la requiere.
En todos los tipos de tabaco el crecimiento es ininterrumpido y rápido, necesitando una aplicación abundante y bien balanceada de elementos nutrientes. Hay que considerar también que el exceso perjudica el equilibrio entre las necesidades de la planta, el contenido de suelo y la dosis aplicada.
La absorción de nutrientes por el tabaco es inmediata, siendo más notable en el Nitrógeno y Potasio, que al partir del vigésimo hasta los 50 días forma una curva ascendente, que declina a los 60 días, es decir, al entrar la planta en el período de la madurez.
De acuerdo la gráfico del Bureau of Plant Industry, Soil and Agricultura Research Administration, llega a 100 y 175 libras por acre la absorción de Nitrógeno y Potasio, respectivamente.
Además de los grandes elementos Nitrógeno y Potasio, otros de la misma categoría es el Fósforo que interviene en menor escala. En el cultivo de tabaco hay que considerar también al Calcio, Magnesio, Cloro y Azufre, que son micro elementos indispensables.

Nitrogeno:

Su acción es directa hacia la parte foliar de la planta, es el principal constituyente de las substancias proteicas, de la clorofila y nicotina; es el formador del protoplasma. La falta de este elemento se traduce en un pobre crecimiento de la planta, el tallo es débil y pequeño con coloraciones verde claro; además, se retarda la floración. Los primeros indicios de la falta de Nitrógeno se produce en las hojas bajas que tienden a amarillearse y presentan una madurez prematura.
El exceso de Nitrógeno produce una coloración verde intensa en las plantas, las venas son gruesas, alto contenido de nicotina, coloración irregular en las hojas curadas y carecen de aroma.
Los abonos nitrogenados más empleados son la urea y el sulfato amónico, que deben aportarse entre 20 y 30 días antes del trasplante.

Fosforo:

Desempeña un rol menor que en los otros cultivos. Debido a que los suelos tropicales contienen solamente pequeñas cantidades de ácido fosfórico aprovechable, debe ponérsele atención.
Es el componente de las sustancias proteínicas, muy necesario en las primeras edades de la planta, estimula el crecimiento de las raíces para el inicio de las transformaciones y es el encargado de acelerar el proceso de maduración de las hojas.
La deficiencia de fósforo se reconoce por la coloración verde- negra de las hojas y que se quedan pequeñas, las mismas que al curar lo hacen con coloraciones irregulares que tienden al café y negro.
De acuerdo a experimentos en Rodesia se indica que el ácido fosfórico fue el nutriente más importante para la obtención de cultivos de buena calidad y rendimiento, debido a que el efecto de la "potasa dependió del fósforo".
El exceso de fósforo no es aprovechable produce hojas quebradizas y acartonadas, reduce la ignición y combustibilidad.
La mejor fuente de fósforo para el tabaco son los superfosfatos, pues aumentan la acidez del suelo sólo en el periodo inmediato que sigue a su aportación.

Potasio:

Se lo reconoce como uno de los nutrientes de mayor importancia en el cultivo de tabaco, por tener efecto directo en la calidad y producción.
"Es necesario un abundante consumo de potasio a fin de alcanzar una elevada calidad de la hoja".
El Potasio contribuye a la formación de azúcares y ceniza, y es factor principal en la combustibilidad y aroma; imparte vigorosidad y resistencia contra las enfermedades pero igualmente su exceso es perjudicial.
La deficiencia se nota por una clorosis con puntuaciones de tejidos muertos entre las venas, empezando por el ápice y bordes de las hojas; las partes verdes tienen una coloración más intensa.
La necrosis aparece después de color herrumbre. Debido al continuo crecimiento de los tejidos vivos, las hojas tienden a doblarse hacia la tierra. Finalmente la potasa contribuye a dar mayor elasticidad, textura y forma de la hoja.
Según Allington y Raird, la susceptibilidad al virus del mosaico está estrechamente relacionado con el contenido potásico de las plantas.

Magnesio:

Es constituyente de la clorofila en las plantas y su falta se acentúa principalmente en suelos arenosos. Ayuda a que la ceniza sea blanca y compacta. Su deficiencia se caracteriza por la palidez de las hojas con síntomas parecidos a la falta de potasio, pero sin necrosarse, mostrándolo principalmente en las hojas más viejas, las nervaduras tienen color normal.
Un exceso de magnesio da lugar a una ceniza porosa, suelta y de color claro que mejora la combustión. En suelos con escasez de magnesio se suministrarán de 50-100 kg de MgO por hectárea. Por tanto la  relación Ca/Mg en las hojas secas y fermentadas es de gran importancia.

Calcio:

Es constituyente del protoplasma. La falta de calcio se manifiesta por las deformaciones en las hojas jóvenes y tienen un color verde anormal.
El exceso retarda la madurez y da lugar a una ceniza compacta que dificulta el paso del aire al interior de los cigarros, dando lugar a una combustión incompleta. En suelos con escasez de calcio se suministrarán de 50-100 Kg de CaO por hectárea.

Azufre:

El azufre es absorbido en forma de sulfato, es constituyente de ciertos aminoácidos y proteínas.
Los síntomas de deficiencias se notan en las hojas superiores con ligera clorosis.

Cloro:

La excesiva presencia de cloro causa enormes daños al tabaco y cuando existe es muy fácilmente absorbido y al pasar del 1% de contenido afecta la combustibilidad.
El producto con exceso de cloro se lo conoce por ser muy higroscópico y no puede almacenarse por mucho tiempo.
No se debe usar fertilizantes con fuentes de cloruros.

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